jueves, 11 de mayo de 2017

Vintage: ALIEN: EL OCTAVO PASAJERO, recuerdo de un mito

Me he propuesto a hacer una crítica sobre ALIEN, el problema es que no se puede hacer una crítica sobre la misma, por lo que voy a intentar rememorar lo que sentí el día que la vi por primera vez.


Entramos en una Nave espacial, asistimos a un recorrido por una nave desierta hasta llegar a su centro de control, una pantalla se enciende, un montón de programas se ejecutan en un ordenador, la cámara avanza, se abren puertas hasta llegar a los compartimientos en los que la tripulación duerme durante el viaje. El mito ha comenzado. Y comienza el mito porque a partir de ahí los guionistas empiezan a jugar con dos conceptos, el mito como explicación de la naturaleza humana reflejada en el viaje de un héroe, y la temporalidad de la misma, la acción se desarrolla en el futuro, y ambas cosas que son imposibles de comprobar físicamente las asumimos porque, supuestamente forman parte de nuestra naturaleza de ser humano. 
Al formar parte de la audiencia empezamos a viajar junto con ellos. Ridley Scott abre una ventana en la que nos permite viajar en la nave comercial Nostromo, la cual se encuentra en un viaje de regreso a la Tierra con un cargamento de minerales y siete tripulantes a bordo. Poco después, nos damos cuenta de que dicha nave no ha llegado a la Tierra sino que está en la órbita de un planeta desde el cual se emite una señal desconocida, misma que es interpretada como de auxilio. La trama continúa con el descubrimiento de una nave extraterrestre con una infinidad de "huevos", la eclosión de uno de ellos y el alojamiento de una criatura repugnante en el casco de uno de los tripulantes, situación que precipita la retirada de la misión de descubrimiento de vuelta a la nave; fueron tres regresan cuatro, el caballo ha entrado en Troya y el caballo es un ser humano. El mito se cierra. 
La situación de llevar a un intruso en un sitio tan cerrado crea un terror psicológico debido a la imposibilidad de salir de aquel sitio y asumir el reto de una lucha a muerte contra el rival. No voy a hablar más de la trama, todos la han visto, y si no, todavía están a tiempo. Pero sepan que van a encontrar un casting buenísimo, Skerritt, Hurt, Holm, Cartwright, Kotto, Stanton y sobre todo Weaver, quienes desarrollan unos papeles tremendos, son los que sostienen la película, los que la cuentan, los que la hacen creíble, no es lo que vemos que es maravilloso, sino que ellos refrendan lo que ven nuestro ojos. Y, sobre todo, éllos son los que definen a Alien, al troyano. La dirección es magistral, Scott ya nos había dejado su impronta en una maravilla poco vista que se dio a llamar los Duelistas (The Duellists) y aquí lo borda, una gran producción que tiene aromas de Kubrick y su impresionante 2001, y de Star Wars, películas estrenadas anteriormente y de las que se hace casi imposible no compararlas; creando una película que ha influido desde el día de su estreno al día de hoy.
Lo que impacta es su diseño de arte, tanto del Alien como de los decorados, porque esta película no es digital es analógica, y lo que hay son efectos especiales prácticos y sets creados físicamente, fruto del trabajo en común de Ron Cobb, Chris Foss, H.R. Giger y todo ello aderezado, con los aromas de Moebius. 

El resultado final es un ícono, una de las películas que todos llevamos en la cabeza, una película que siempre queremos volver a ver para hacer el viaje junto con Ripley, aún a sabiendas que vamos a pasar mucho miedo. 
Aquélla tarde del mes de octubre de 1979 en la que esperaba la cola para entrar al cine nunca imaginé que estaba a punto de ver algo tan impresionante.

Por: Ha Sido Mi Avatar www.hasidomiavatar.com

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